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Mostrando entradas de marzo, 2012

Lo que olvida un mal pedagogo.

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Sarcófago del pedagogo, Tarragona. La siguiente reflexión de Miguel García-Baró (*) nos recuerda lo que no ha de olvidar ningún profesor en su función de educador al trabajar con los alumnos: Seríamos perfectamente ilusos, unos tontos redomados y, por supuesto, unos pedagogos ridículos a más no poder, si nos olvidáramos de que aquellos con los que trabajamos se enfrentan en silencio al enigma de la muerte y el valor global de la vida, al riesgo loco del primer amor, al sufrimiento terrible de la primera traición a la amistad, a la tentación de la violencia y de las drogas, al peso apenas soportable de la herencia familiar, a la posibilidad excesiva de decidir el futuro profesional para siempre, a la enormidad de absorber la historia del saber para poder gozar profundamente del mundo (...). No lo olvidemos cuando el trabajo diario en el aula, con todos sus problemas y ajetreos, nos haga poco a poco unos desmemoriados. (*)Revista Padres y Maestros, nº 343, Dificulta

¿Qué voy buscando ahora?

Mi amigo Manuel... ¿quién lo reconoce después de su paternidad ? Inquieto y preguntón, se pasó su juventud filosofando sobre el paso del tiempo y buscando algo que resistiera a su vendaval. Como no lo encontraba, caía en la desesperanza, pero no dejaba de buscar. En su madurez, esa inquietud se fue remansando, como si esperara la llegada de alguien que iba a responder sus preguntas. Y según parece, llegó. Le nació un niño que deshizo como un azucarillo su antigua nostalgia de eternidad. Ya no la necesitaba. Un día le pregunté: ¿qué vas buscando ahora?. Esto me contestó: ¿Qué voy buscando ahora? Ya no algo eterno, algo que resista el paso del tiempo, algo que venza su pasar, porque el pasar del tiempo no es aniquilación de lo que pasa, sino variación de lo que siempre es. Lo que siempre es es algo sin fundamento, abismo, siempre ya comenzado, desbordando cada finalidad. No puedo decir en qué consiste porque no puedo distanciarme de él, formo parte de su hacerse y deshacerse, de su

Algunos textos sobre el eterno retorno.

Para comenzar: El peso más grande , en "La Gaya Ciencia" de Nietzsche. La flor amarilla , de Julio Cortazar. Tiempo, ritmo, poema , en " El arco y la lira ", de Octavio Paz. Para continuar: De la visión y del enigma , en "Así habló Zaratustra", de Nietzsche. Prólogo a La insoportable levedad del ser , de Milán Kundera. Eterno retorno como variación en "La memoria perdida de las cosas" , de Eugenio Trías. La doctrina de los ciclos , en "Historia de la eternidad", de Jorge Luis Borges.  Para (no) terminar: El instante y las tres eternidades , de Eugenio Trías. Del eterno retorno , de Deleuze. Nietzsche y el círculo vicioso , libro de Pierre Klossowsi . El eterno retorno y la voluntad de poder , de Heidegger. y El mito del eterno retorno , libro de Mircea Eliade.

Nuestra vida continúa.

Nuestra vida continúa en aquellos que nacen de nosotros. Tal es la revelación que acontece cuando consideramos lo real en su dimensión recreadora, naciente y fecunda . La vida de un ser infecundo transcurre entre su nacimiento o inicio y su muerte o final. La vida de un ser fecundo hace del nacimiento y la muerte el necesario hiato, la necesaria quiebra o fisura requerida para el renacer. Pues de eso se trata: nacemos para renacer. En tanto nuestra vida continúa en aquellos que nacen de nosotros, hay que que añadir lo siguiente: nosotros somos la continuación de nuestros antecesores en la medida en que ellos son un porvenir . Nosotros somos su porvenir. Pero ese porvenir se cumple si, a su vez, se abre a un nuevo futuro. " De esta manera, en efecto, se conserva todo lo mortal, no por ser siempre completamente lo mismo, como lo divino, sino porque lo que se marcha y está ya envejecido deja en su lugar otra cosa nueva semejante a lo que era; por este procedimiento, Sócrates, lo

Reforma laboral.

Pensando en compañía de Susan George , cabe definir nuestro presente por una determinada relación de poder entre la economía financiera, la economía productiva, la organización política de la sociedad y la biosfera. Hoy, el poder financiero sobredetermina la economía real y ambos fuerzan las decisiones políticas y la relación con la biosfera. El reto es el de "revertir completamente el orden de estas esferas para que el planeta sea lo primero, la sociedad pueda decidir democráticamente cómo organizarse, la economía sirva a este plan y la esfera financiera se vea reducida a la condición de una herramienta". A la luz de estas consideraciones comprendemos ideas como las siguientes: los retos actuales que atraviesa la economía española requieren medidas políticas concertadas en el ámbito internacional que subordinen la economía financiera y la economía productiva a la organización democrática de la sociedad y al respeto por la naturaleza. Es preciso una reforma del sistema fi

Fetichismo de la mercancía en Marx.

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Foto: Imagen en acción. El fetichismo de la mercancía en Marx es una característica de la sociedad productora de mercancías y consiste en considerar las mercancías como objetos triviales que satisfacen necesidades, presentándose como objetos independientes de su productor, cuando en realidad su valor proviene de las relaciones sociales que lo han producido. La ropa que vistes, la comida que tomas, el coche que conduces, el móvil que usas, se presentan en consecuencia como objetos poseedores de cualidades propias que en realidad tienen su origen en relaciones sociales de producción. Con nuestros alumnos nos hemos planteado qué sucede cuando descubrimos que las relaciones laborales, por ejemplo, que han permitido a un determinado producto llegar hasta nosotros, no cumplen unos mínimos criterios de justicia. ¿No queda más remedio que colaborar como consumidor con situaciones intolerables? En absoluto. Las respuestas de los alumnos nos han recordado que el comercio justo y el consumo